domingo, 20 de abril de 2014

EL ORIGEN DE LA NACIÓN RUSA.

Cuando a Europa Occidental llegan inquietantes noticias desde el Norte del Mar Negro, muchos se esfuerzan por entender lo que ocurre en aquellas lejanas tierras. En verdad que esto no es fácil, aunque los medios de comunicación estén reduciendo la enorme complejidad de la situación a un esquema excesivamente simple. Desde luego, quien pretenda ver aquí una película de buenos y malos se equivoca; más bien se trata de una historia de astutos e incautos, como otras tantas que han sido a lo largo de los tiempos; en general los astutos se llevan la presa, mientras que los incautos lo pierden todo. Así es el mundo, aunque reneguemos de él.
Hubo un tiempo en que las tierras que se extendían al Este del Báltico eran conocidas con el nombre de Suecia la Grande. Aquellos desolados e inmensos parajes, según se decía, estaban habitados por gigantes y enanos, por animales extraños y toda clase de terribles fieras. Sin embargo, había unos hombres que no conocían el miedo y se aventuraron a explorar aquellos bosques y pantanos. La mayoría de ellos eran suecos, pero tampoco faltaban noruegos y daneses. Se les conoció al principio con el nombre de varegos, que quiere decir “hombres de palabra”, o sea, hombres de negocios. Aquellos varegos buscaban ansiosamente las materias primas que ofrecía aquella tierra: pieles, resina, cera, miel y, sobre todo, esclavos. Llevaban una vida dura, porque los inviernos en Suecia la Grande eran terriblemente fríos y los bosques impenetrables y salvajes. Aún así, en el Siglo IX los suecos se establecieron a orillas del lago Ladoga, comerciando con los pueblos fineses, y más tarde fundaron el establecimiento comercial de Novgorod, nombre que significa “Ciudad Nueva”. Novgorod estaba construida enteramente de madera; las casas eran de este material, sobre el barro de las calles se montaron pasarelas de tablones; incluso los documentos donde se recogían los contratos comerciales eran de corteza de abedul. El poblado se asentaba junto a la desembocadura del río Volhov en el lago Ilmen. Durante todo el siglo IX Novgorod había sido el mercado de pieles y esclavos más importante de Suecia la Grande; desde allí los varegos alcanzaron el curso del río Dniéper y fueron fundando diversos puertos comerciales a lo largo de las orillas del río. Los eslavos, habitantes de aquellas tierras, al verlos remar incansablemente río abajo y río arriba los llamaron rus, que significa “remeros”, es decir, rusos.
Dniéper abajo los rus llegaron al Mar Negro, y navegando a modo de cabotaje, a Constantinopla, a la que llamaban Miklagard, la ciudad grande, tan asombrados quedaron por su tamaño y lujo. Sin saberlo en un principio, habían abierto una ruta comercial que conectaba el Báltico con la ciudad más importante del mundo conocido. De entre todos los puertos fluviales que habían surgido a lo largo de la corriente pronto destacó Kiev, campo fortificado sobre una colina junto al río. Otros varegos, mostrando una gran audacia, alcanzaron la corriente del Volga y navegaron en sus barcas río abajo, hasta encontrar la desembocadura en las aguas del mar Caspio.
La vida de los varegos era peligrosa, pues los fineses y eslavos entre los que habitaban miraban con deseo los almacenes llenos de mercancías de los puertos fluviales del Dniéper y el Volga; por esa razón todos los establecimientos comerciales estaban fortificados con empalizadas y sus habitantes manejaban con igual destreza los remos y las armas. El tráfico de esclavos era una actividad que acrecentaba la inseguridad de la zona, ya que los jefes eslavos emprendían constantes guerras con el objetivo de capturar prisioneros que luego eran vendidos como esclavos en  Novgorod, Kiev o cualquier otro punto de las rutas fluviales. Como consecuencia de este clima de inseguridad los varegos se organizaron desde muy pronto y eligieron príncipes y caudillos que garantizasen el buen desarrollo de la actividad comercial. Esta situación atrajo muy pronto a mercenarios y gente de armas; venían sobre todo de Suecia, pero también de Noruega y Dinamarca. A veces eran grupos de eslavos los que prestaban servicios de armas en estos recintos fortificados o se encargaban de proteger las flotillas de barcas que navegaban por el Dniéper o el Volga. Cualquiera que supiese manejar las armas y tuviese suficiente ambición era bienvenido en aquellos puertos fluviales o en los fortines más alejados del río.
Según la Crónica de Nestor, un varego llamado Oleg fundó en 880 el puerto comercial de Kiev a orillas del Dniéper y sometió a los eslavos que habitaban en los alrededores. En 907, actuando como un auténtico vikingo, atacó Constantinopla, asunto del que supo sacar partido, pues en 911 firmó un tratado comercial con el Imperio Bizantino en igualdad de condiciones. A partir de este momento el poder del principado de Kiev crecería sin pausa gracias a la cercanía de los puertos del mar Negro y a los derechos comerciales concedidos por Constantinopla. Dicha posición dominante aumentó cuando los demás recintos fortificados del Dniéper terminaron por reconocer su autoridad; incluso el más antiguo y poderoso de ellos Novgorod acabó sometiéndose a la hegemonía de Kiev. A mediados del siglo X los varegos de Kiev derrotaron a los jázaros y los búlgaros, lo que convirtió al puerto fluvial del Dniéper en el estado más grande y poderoso de toda la región.
El primer rey de Kiev que podría llamarse señor de Rusia fue Vladimir el Grande, que sometió a su dominio a todas las poblaciones entre el Dniéper y el Volga; su reino llegaba desde el Báltico hasta el Mar Negro y el Caspio. Sin embargo, tras su muerte en 1015, sus hijos se enfrentaron en una serie de guerras que asolaron la tierra de los rus. En 1031 ya solo quedaban dos de los hermanos, Yaroslav que controlaba el norte de Rusia y Mstislav que dominaba el sur. En 1036 Mstislav murió y sus posesiones pasaron a manos del último de los hermanos, Yaroslav, que de esta forma volvió a reunir todas las tierras que poseyera su padre. Por su inteligencia y habilidad en las cuestiones de la guerra y el gobierno Yaroslav comenzó a ser conocido con el sobrenombre de “El Sabio”.
El rey sabio hizo todo lo posible para que Kiev tomase como modelo a Constantinopla; adoptó el ritual y las formas bizantinas y contrató a artistas de aquella admirada ciudad para que construyesen la iglesia de Santa Sofía de Kiev.

Santa Sofía de Kiev.
Si el lector desea obtener más información sobre aquellos remotos orígenes de Rusia puede conseguirla en https://sites.google.com/site/temasdelahistoria/harald-hardrada-el-ultimo-vikingo.
Es comprensible, por tanto, que el actual conflicto de Ucrania tenga muchas caras, cada una de las cuales es necesario conocer. Los rusos siempre han considerado a Ucrania como la zona Sur de su territorio, Kiev fue la ciudad más importante de su Estado en los primeros siglos de su existencia. Es difícil que cedan con facilidad en el asunto de romper lazos definitivamente con este territorio, por la sencilla razón de que también tendrían que romper con una parte importante de su pasado.

La Unión Europea lleva años practicando una expansión hacia el Este, sobre territorios que estuvieron en la órbita de influencia de la Unión Soviética. Esta política pudo llevarse a cabo por la debilidad de Rusia tras la descomposición del bloque soviético y por casi dos décadas de supremacía mundial de Estados Unidos. Pero los cambios en la economía mundial que han tenido lugar en los últimos años y la desastrosa política de Estados Unidos en Próximo Oriente han removido la situación de poderes, y Rusia, una vez superados los peores momentos, está dispuesta a recomponer parte de lo perdido. Es, por tanto, una ilusión pretender que la situación vuelva al estado anterior, y, desde luego, los burócratas de la UE deberían andarse con pies de plomo antes de embarcarse en aventuras sin tener un ejército competente que los respalde. 

2 comentarios:

  1. Gracias por el esfuerzo en indagar en los orígenes de un conflicto que a saber cómo concluye... ¡Saludos, +Rafael Díaz Herrera!

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    1. Mi intención es no dejarme llevar por las apariencias. Este es un terreno difícil. Eres muy amable siempre en tus comentarios.

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