sábado, 22 de noviembre de 2014

TRINCHERAS LEJANAS

La Historiografía afirma habitualmente que la suerte de la Primera Guerra Mundial se resolvió en los frentes Oriental y Occidental; sin embargo, hubo un tercer frente decisivo a la hora de inclinar la balanza de la victoria hacia la Triple Alianza o la Triple Entente. No nos estamos refiriendo a Turquía y los Balcanes, donde se libraron también batallas importantes, sino a las colonias, y específicamente al continente africano.
La guerra en las colonias fue fundamental porque en ellas se encontraban ingentes recursos que eran necesarios para mantener y aumentar la producción y para el abastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad. Francia y Gran Bretaña poseían un extenso imperio colonial en Asia y África, mientras que Alemania poseía escasos territorios fuera de Europa.



Alemania había llegado tarde al reparto colonial, entre otras causas por la carencia de una armada eficaz y porque tras la creación del II Reich en 1871 todas las energías´nacionales se habían orientado durante varias décadas a la consolidación del nuevo Estado alemán. A pesar de todo, Alemania había conseguido algunas colonias en África. En 1914 poseía Togo, Camerún, Africa del Suroeste (Namibia) y Africa Oriental. Sus colonias estaban en desventaja, pues estaban aisladas en medio de las colonias de la Entente, y esto no pasaba desapercibido para el gobierno alemán.
Al principio de la guerra los alemanes pretendieron llegar a un acuerdo con franceses y británicos para que las colonias quedasen al margen del enfrentamiento bélico, pero los miembros de la Entente no aceptaron, pues vieron una ocasión para golpear al enemigo y arrebatarle los territorios que poseía en África.
A los alemanes la guerra en las colonias les pilló un poco por sorpresa y perdieron Togo rápidamente, pero el resto de colonias se defendió bravamente de la invasión franco-británica.
En Camerún muchos indígenas se aliaron con los franco-británicos y comenzaron una revuelta contra el dominio alemán. Rudolf Manga Bell, rey del pueblo duala, fue uno de los principales líderes que fomentaron la rebelión, a él se unieron otros muchos; fue ejecutado en agosto de 1914, al comienzo de la guerra.
El coronel alemán Zimmermann fue el encargado de la defensa de Camerún; contaba con 1.400 soldados europeos y unos 4.600 áskaris, indígenas reclutados entre la población de Camerún. Los franco-británicos contaban con más de 30.000 soldados, europeos e indígenas.
Los alemanes se fortificaron en lugares de fácil defensa, mientras que los de la Entente organizaron seis columnas que convergirían en las ciudades y puntos vitales de la colonia.

                Río Sanaga, interior de Camerún.

En un primer momento los franco-británicos intentaron controlar la costa y conquistar la ciudad de Duala. La infantería de la Entente desembarcó en Duala y los alemanes se retiraron hacia el Este; al mismo tiempo, los franceses ocupaban la franja fronteriza con la Guinea Española.
En la primavera de 1915, las tropas franco-británicas y belgas, ya reorganizadas, avanzaron hacia Yaundé, donde se encontraba el gobierno colonial alemán. Zimmermann se defendió, pero las columnas enemigas fueron rodeándolo poco a poco. A finales de 1915, ante la inminente entrada de los invasores en Yaundé, Zimmermann optó por retirarse en dirección a la Guinea Española; allí el ejército alemán fue arrestado por las autoridades españolas; en 1918 regresaron a Alemania.

                Compañía de áskaris alemanes de Camerún. 1915

En el norte de Camerún Von Raben resistió durante meses el ataque de los franceses, pero, finalmente, conociendo las noticias de lo que ocurría en el resto del territorio, depuso las armas en febrero de 1916.
En África Oriental la situación fue muy parecida al principio a la de Camerún; los alemanes se encontraban en inferioridad numérica y rodeados de colonias francesas y británicas. Sin embargo, en aquella zona los alemanes contaron con un gran estratega, el coronel Paul von Lettow-Vorbeck, que practicó la guerra de guerrillas, consiguiendo así mantener a raya a los franco-británicos hasta 1918.

                                        Paul von Lettow-Vorbeck.

En Octubre de 1914 una fuerza expedicionaria británica formada por 8.000 soldados indúes intentó conquistar el puerto de Tanga. Se trataba del puerto más importante del África Oriental alemana y hasta él llegaba la terminal del ferrocarril que comunicaba la costa con el interior. Los británicos bloquearon el puerto, pero durante unos días no se decidieron a bombardearlo, tiempo que aprovechó Lettow-Vorbeck para organizar la defensa de la plaza; a una compañía de áskaris le sumo un nutrido grupo de reclutas, hasta alcanzar algo más de 1.000 hombres. El general británico Arthur Aitken, creyendo que las aguas del puerto estaban minadas ordenó el desembarco de sus soldados al Sur de la ciudad el día 3 de Noviembre. La operación fue un absoluto fracaso, porque los británicos no habían explorado la zona y cayeron en una emboscada que les tendieron los alemanes. El 4 de Noviembre se produjeron feroces combates en la selva; al día siguiente, los británicos, derrotados, tuvieron que regresar a los botes con los que habían desembarcado, dejando atrás una enorme cantidad de armas y material.
Como consecuencia de esta derrota los británicos perdieron la oportunidad de la sorpresa y se resignaron a una campaña mucho más larga que la de Camerún.

 Batalla de Tanga.


No obstante, Lettow-Vorbeck sabía perfectamente que no se podía arriesgar a otro choque frontal con los británicos, y emprendió una campaña de guerrillas por todo el inmenso territorio de áfrica Oriental.
Para acabar con aquella situación llegó desde Sudáfrica el general Jan Christiaan Smuts, al mando de un numeroso ejército compuesto por boers, sudafricanos e indúes.

                                Jan Christiaan Smuts.

La estrategia de Smuts era muy semejante a la que se había llevado a cabo en Camerún; consistía en rodear a Lettow-Vorbeck y obligarle a rendirse; a ello contribuirían los belgas, que invadirían el África Oriental Alemana desde el Congo.
Pero Lettow-Vorbeck no ofreció combate abierto y los británicos se vieron forzados a luchar en enfrentamientos cortos y sin obtener grandes victorias. La situación se estancó hasta que Smuts fue relevado por otro sudafricano, Jacob van Deventer, que continuó intentando rodear a los alemanes desde el Norte y el Sur, mientras los belgas lo hacían por el Oeste.
Sin embargo en Mahiwa, entre el lago Malawi y la costa, Lettow-Vorbeck volvió a derrotar por segunda vez a los británicos en una gran batalla, y encontró el camino abierto  para dirigirse Mozambique, colonia portuguesa, donde venció a las tropas locales en varios enfrentamientos y se aprovisionó de todo cuanto necesitaba.
                     Compañía de áskaris alemanes del África Oriental.

Desde Mozambique Lettow-Vorbeck pasó a Rhodesia, donde arroyó sin dificultad a las tropas coloniales británicas de la región.
Sin ser batido y pertrechado de armas y provisiones Lettow-Vorbeck  continuó desafiando desde aquella zona a los ejércitos de Gran Bretaña, pero entonces tuvo noticias de la firma del Armisticio de Compiégne entre los Aliados y el Imperio Alemán el 11 de Noviembre de 1918; la Primera Guerra Mundial tocaba a su fin.

Tropas coloniales alemanas del África Oriental.

En general la guerra en las colonias africanas fue mucho más limpia que la que paralelamente se estaba llevando a cabo en las trincheras de Europa. En África los comandantes militares trataron al enemigo con más respeto y los soldados mantuvieron su dignidad, cosa que no ocurrió en Europa, donde el combatiente quedó reducido a carne de cañón y los caídos a un simple número. En áfrica se combatió según los viejos principios del honor militar y la caballerosidad que se habían forjado lentamente en Europa desde la Edad Media. Por el contrario, en la metrópoli estos principios de honor y nobleza se perdieron entre el fango de las trincheras y el ruido de los obuses. La guerra en las colonias fue más al estilo del Siglo XIX que del Siglo XX, fue el último episodio de una larga tradición militar; a partir de aquel momento las armas de destrucción masiva y el exterminio feroz del enemigo se impondrían.
Esta versión colonial de la Primera Guerra Mundial supuso una importante enseñanza para lo que después ocurriría en la guerra de 1939; quedo de relieve que poseer colonias era una fuente inmensa de recursos materiales y humanos. Alemania se quedó sin colonias en 1918 y aquello dirigió la mirada del III Reich años después hacia las llanuras de Polonia y Rusia en busca de un Lebensraum, un espacio vital, una fuente de recursos para la supervivencia, y fue una de las diversas causas que desencadenó la tragedia.

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