Desde que la Historia dejó de ser Literatura para convertirse en Ciencia,
los historiadores han tenido la costumbre de dividir los acontecimientos
históricos en períodos. Esto se debe a exigencias del estudio de la materia
histórica; hay que separar para discernir, hay que analizar para conocer y
comparar. Todas estas actividades son propias del método científico y de
cualquier disciplina que presuma de llamarse científica. De esta manera, la
Historia de España aparece dividida en períodos, cuyos límites han surgido de
los acuerdos a los que han llegado los estudiosos e investigadores, no sin
ausencia de diferencias de opinión y encendidas polémicas. En general, podemos
decir sin perder la confianza que la Historia de España se divide en ciertos
períodos consecutivos que han venido a llamarse Reinado de los Reyes Católicos,
Monarquía de los Austrias, Guerra de Sucesión, Monarquía de los Primeros
Borbones, Primera República, Restauración Borbónica, etc.
El caso es que el período actual siempre ha sido conocido con el nombre de
Democracia, nombre que pienso no es adecuado. Efectivamente el período de la
Historia de España en el que vivimos comenzó en 1978, con la aprobación de la
última Constitución y tras un breve tiempo de cambios conocido como La
Transición. Es cierto que en 1978 se instauró en España un sistema político
democrático, distinto profundamente del anterior, basado en la dictadura. Este
sistema político de 1978 se organizaba como una Monarquía Parlamentaria,
semejante a otras europeas. Pero imaginemos por un momento que, por deseos de
la sociedad española, se decide abandonar la monarquía e instaurar una nueva
república; el nuevo período histórico debería llamarse entonces Tercera
República; correcto. Pero, indudablemente, o al menos seguramente, esa Tercera
República sería también una democracia, con lo cual ya tenemos el conflicto,
porque ¿por qué causa deberíamos denominar con el nombre propio de Democracia
al período anterior, como si fuese el único período democrático de la Historia
de España?
Mi propuesta es que el período de la Historia de España que ahora llamamos
Democracia junto a la Transición, desde 1975 hasta hoy, debería conocerse como
Segunda Restauración; no solo porque en él efectivamente un rey de la casa de
Borbón volvió a reinar en España, sino porque, además, los elementos de
contacto entre la Restauración de Cánovas y la Monarquía de Don Juan Carlos I
son tantos, que ambas etapas parecen simétricas respecto de la línea divisoria
de la Segunda República y la Dictadura del General Franco. Estoy dispuesto a
discutir los detalles, pero eso sobrepasaría los límites de este comentario.
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